Hasta mañana se realiza en Tucumán el 3° Congreso Argentino Problemáticas Actuales en Salud Mental en la Facultad de Psicología UNT. En el mismo se busca compartir la visión de especialistas de todo el país junto a las experiencias de trabajo que permiten resolver diferentes situaciones. “Todo esto nos hace mejorar la atención y ser conscientes de que, por distintas razones, ya sea por falta de políticas públicas pero también por cuestiones que tenemos que mejorar los profesionales de la salud, hoy estamos lejos de tener una atención adecuada en virtud de la dimensión de los consumos problemáticos y las conductas suicidas han venido creciendo en los últimos años”, dijo Luciano Grasso, psicólogo y director nacional de Salud Mental.
“Los problemas de salud están relacionados con los modos de vida y esto, al igual que las enfermedades, llegan cuando no se dan ciertas condiciones de saludable. En el caso de las enfermedades llegan cuando no hay acceso al agua potable o una alimentación saludable. Así como todo influye en nuestra salud, la sociedad influye en nosotros y determina un padecimiento mental, un consumo problemático, una adicción o una conducta suicida. En ese sentido tenemos que entender que en las últimas décadas -y en particular en los últimos años, pandemia de por medio- nuestros modos de vida han incrementado los sufrimientos psicológicos que en algunos casos se transforman en una psicopatología que requiere una atención profesional”, explicó Grasso en LG Play y agregó que las causas son variadas y es una suma de factores los que influyen en los problemas de salud mental.
El especialista advirtió la diferencia entre “consumo problemático” y “adicción”: “el consumo problemático puede no darse cotidianamente pero cuando se da, pone en riesgo mi vida y la de otros. Por ejemplo una persona que no toma alcohol pero va a una fiesta y toma de más y luego se va manejando. Mientras que la adicción es cuando la persona no puede desprenderse de ese hábito que le genera una dependencia”.
Suicidio adolescente
“El último dato que se tiene es del Ministerio de Salud de la Nación de 2019 y ya ahí se veía un incremento, por lo que entendemos que, postpandemia, se verá un incremento considerable y muy preocupante”, adelantó Grasso.
“No hay que ser alarmistas pero sí entender que es un grave problema de salud pública y que es prevenible. El mito de que no hay que hablar de suicidio es un mito. El suicidio se puede prevenir y hay que observar y acompañar a las personas que puedan tener una conducta suicida: evaluar si hay señales de alarma, cambios de conductas, señales verbales o conductuales”, dijo y señaló la importancia de conectar a esa persona para que inicie un tratamiento. “Es importante hablar del tema, concientizar y también generar más respuesta por parte del sistema”.
Armas en las escuelas
“Me enteré por las noticias, no conozco en profundidad del caso. Esto es algo novedoso en nuestro país aunque se vio en Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En un principio, creo que es la agudización de la violencia como mecanismo de vinculación con el otro. Algo que se está viendo cada vez más en los niños y en los adolescentes, cuando la palabra empieza a restarse y aparece el trato conflictivo, es decir, veo al otro como un enemigo. En edades tempranas es preocupante. Como adultos debemos generar espacios donde se involucren todos los actores: escuela, barrio, padres, sin penalizar ni castigar. Cuando un niño entra a un colegio con un arma ya tuvo derechos vulnerados. Ahí hay procesos que fallaron con ese chico, es un niño con un derecho vulnerado aunque parezca como alguien que está generando un hecho de violencia. Tenemos que trabajar para revertir esta situación”, concluyó.